miércoles

Diástole/Sístole noches de cine y música

Ezequiel Acuña, Alejandro Fadel, Ignacio Masllorens, Martín Mauregui, Santiago Mitre, Rodrigo Moscoso, Paulo Pécora, Nicolás Pucciarelli, Juan Ronco y Juan Villegas.
Diez directores, diez miradas y diez modos diferentes de filmar lo que hablamos cuando hablamos de amor.

Todos los viernes de octubre de 2005, a las 22, en el Espacio Plasma, Piedras 1856, San Telmo.
Entrada libre y gratuita.

La proyección de los cortometrajes será seguida de recitales acústicos de Romina y los Urbanos (7 de octubre), Marcelo Ezquiaga y Mi tortuga Montreux (14 de octubre), Rosal (21 de octubre) y La musical Mexicana (28 de octubre).
Diástole/Sístole es una muestra de cortometrajes argentinos que giran en torno al tema del amor. Diez filmes que describen, en claves y estilos diferentes, la dilatación y contracción del corazón enamorado. Diez historias que abordan los vaivenes sentimentales de sus personajes con humor, tristeza, desolación o tímida esperanza. Amores enigmáticos, amores imposibles, amores circulares, amores frustrados, amores turbios, amores que matan, amores felices y toda clase de desamores.
Se trata de una selección de 10 de los mejores cortos románticos realizados en la Argentina en la última década. La mayoría de ellos premiados en festivales locales e internacionales y dirigidos por jóvenes que en algunos casos -como Rodrigo Moscoso, Juan Villegas, Santiago Mitre, Ezequiel Acuña, Martín Mauregui y Alejandro Fadel- ya pasaron con éxito al género largometraje.
Casi todos comparten la estética sobria del material fílmico blanco y negro, donde la escasez de recursos materiales es superada por imaginación en la puesta en escena y un énfasis especial en la composición del cuadro y la búsqueda de la textura justa para cada imagen. En todos ellos se nota el trazo particular de cada realizador, tanto en la manera personal de entender una relación sentimental, como en su sensibilidad para traducirla y expresarla a través de personajes, imágenes, estructuras dramáticas y juegos temporales intensos y originales.
Como la sangre que ingresa cansada al corazón y sale oxigenada después del proceso de diástole y sístole, estos filmes entienden al amor como un sentimiento móvil, latente, una sensación de contracción y expansión permanente, que muchas veces va de la pena y el sinsabor hacia la esperanza de una felicidad renovada.
Diástole
Movimiento de dilatación del corazón y las arterias cuando la sangre penetra en su cavidad.

(Viernes 7 y 21 de octubre)

Rutas y veredas, de Juan Villegas.

1995, 16 mm, b/n, con Gerardo Young y Mirna Suárez.

El primer corto del director de Dos en un auto, Sábado, Una tarde feliz y Los suicidas. Discontinuidad temporal y crónica melancólica del surgimiento y la disolución de una pareja. Villegas comparte su pasión por el cine con la crítica cinematográfica, que ejerce desde hace varios años en la revista El Amante.

A ningún lado, de Martín Mauregui.

2003, 16 mm, color, con Martín Buzzo y Carmen Amengual.

Quizás el corto más interesante de uno de los cuatro autores de El amor (primera parte). Como si fuera una cinta de Moebius o un nudo temporal, el filme de Mauregui se estructura como un giro, un proceso de meandros sentimentales que empiezan y terminan en el mismo lugar.


1999, de Ignacio Masllorens.

2000-2003, Super 8 mm, b/n, con Luciana González Costa y Martín Chiara.

Autor de varios videoclips, cortos y documentales, Masllorens propone aquí una historia de amor, año y vida nuevos. Ganador del premio al mejor cortometraje de ficción en el último Festival Internacional Sueños Cortos, 1999 fue filmado en Super 8 milímetros blanco y negro, formato que le ayuda a crear una atmósfera amable, feliz y melancólica.


Rocío, de Ezequiel Acuña.

2000, Super 8 mm, b/n, con Alberto Rojas Apel y Matías Castelli.

El más romántico de los cortos que Acuña dirigió antes de filmar sus largometrajes Nadar solo y Como un avión estrellado. La particular relación entre dos amigos, que en más de una ocasión parece alcanzar la intensidad y el bienestar del amor. Acuña comienza a trazar aquí las líneas de un modo nostálgico de ver el amor y un estilo propio para filmarlo.


Felipe, de Alejandro Fadel.

2002, 16 mm y beta, b/n, con David Anchaval y Jazmín López.

Ganador del premio al mejor cortometraje del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici). Una de las primeras incursiones en el tema de uno de los cuatro autores de El amor (primera parte). Su corto en video Sábado a la noche, domingo a la mañana, que habla de encuentros y desencuentros amorosos, y bien podría haber sido agregado a esta muestra, recibió una mención en el festival George Mélies.

Sístole
Movimiento de contracción del corazón y las arterias para empujar la sangre que contiene.

(Viernes 14 y 28 de octubre).

Una forma estúpida de decir adiós, de Paulo Pécora.

2003-2004, 16 mm, b/n, con Franco Grimaldi y Alelí.

Periodista y realizador, Pécora ganó con este film el primer premio en la sección Panorama Forum del Festival de Cine Joven de Miskolc (Hungría) y fue nominado al Cóndor de Plata 2004 al mejor corto de ficción argentino. Ya había abordado el tema del amor en otros cortos como Siemprenunca y Qué, quiénes, cómo, cuándo, dónde.

Leo 16, de Rodrigo Moscoso.

1995, 16 mm, b/n, con Federico Alarcón y Marcela Sosa.

Moscoso rodó este corto en 1995 en la ciudad de Salta, donde pasó la mayor parte de su vida y donde años después filmaría Modelo 73, su primer largometraje. Su fotografía en blanco y negro, la austeridad y frescura de su puesta, y la historia lacónica de un adolescente enamorado de una vecina y enfrentado a los más cancheros del barrio, son elementos que lo hacen compartir con Felipe, de Alejandro Fadel, más de un punto en común.

Las manos, de Juan Ronco.

2004, 16 mm, b/n, con Jazmín López y Jill Mulleady.

El misterio, la belleza y la incógnita son las claves del tercer cortometraje de Juan Ronco. El autor se vale de diferentes simbologías para tejer la trama de la enigmática relación entre dos mujeres. El delicado estilo de un cineasta que filma a mujeres como si estuviera enamorado de ellas. O como si estuviera soñándolas.


Té frío, de Nicolás Pucciarelli.

2001, 16 mm, color, con María Gelblum, Marina Risso y Gori.

Con sus cortos La fortaleza y Elizabeth sin zapatillas de ballet, dos historias protagonizadas por niños, Pucciarelli compitió en la sección oficial de distintas ediciones del Bafici. En Té frío propone una oscura historia de intrigas, celos y ambiciones. Autor de varios otros films, el realizador vive en la Argentina y en Suecia, a donde viajó hace algunos años por amor y para escribir la tesis La mujer en el cine de Ingmar Bergman.

Un regalo para Carolina, de Santiago Mitre.

2004, 16 mm, color, con Francisco Trull y Angeles Justo.

Después de su corto de suspenso El escondite, por el que recibió varios premios, Mitre dirigió este y otro film que tienen al tema del surgimiento o la disolución de una pareja como ejes. En algún lugar de la Costa Atlántica, un joven enamorado corre contrareloj para elegir el regalo perfecto para la chica perfecta. La primera incursión de Mitre en el género romántico antes de codirigir El amor (primera parte).

Esta muestra se realiza con el apoyo de los autores de los cortos, la Universidad del Cine de Buenos Aires y la revista Babia.

Idea y producción: Paulo Pécora.

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